El Rey entraba por la antena,
y llegaba la Nochebuena.
Y nosotros lejos de huir,
nos sentábamos a la mesa,
llena de cocretas, cocretillas,
chiquitas, chiquitinas,
encogidas por el apuro
de saber su final, tan oscuro...
Siempre lombarda, siempre col,
siempre pescado sin clembuterol,
siempre turrón, siempre barquillos,
un café y un cigarrillo.
Un: éste agua está muy húmeda.
Y unas historias, siempre las mismas.
Y la noche, que aún sigue noche,
deja la Nochebuena para dar paso a la Navidad.
El Rey entraba por la antena,
y llegaba la Nochebuena.
Telepasión salía con nocturnidad
para dejar la Nochebuena
y bien venir la Navidad.
*A mis abuelos. Os echo de menos
algunas arrobitas.